Capilla de San Juan Bautista
Nobile Colegio del Cambio
Una pequeña puerta situada debajo de la luneta con I Profeti e le Sibille (Los Profetas y las Sibilas) conduce a la Capilla de San Juan Bautista, un entorno que conserva en su título el nombre de la preexistente (y demolida) Iglesia de San Giovanni de foro. Totalmente cubierta de murales (excluyendo las partes inferiores ocupadas por los asientos y los respectivos respaldos), la capilla adquiere el aspecto suntuoso que aún hoy la caracteriza, entre 1509 y 1529. El autor de la condecoración es Giannicola di Paolo, uno de los mejores alumnos de Perugino. Si en la bóveda el artista todavía muestra apego a los módulos formales de Vannucci, en las paredes, que pertenecen a un período posterior, hay una inclinación hacia formas figurativas que lo acercan a los pintores de la zona de Siena como Peruzzi, Sodoma y Pacchia.
Entre los episodios dedicados a San Juan Bautista, el más interesante, por su excéntrica inventiva, es el que tanto asombró al novelista estadounidense Nathaniel Hawthorne, quien, en una visita a Perusa en 1858, quedó especialmente impresionado por la escena de la Decapitación: "al santo -escribió en 1879 recordando los frescos de la capilla- se le representaba arrodillado, con las manos juntadas, aunque el verdugo ya había depositado su cabeza en una fuente y del tronco decapitado brotaba la sangre directamente en la cara del espectador".